jueves, 16 de febrero de 2012

M.

Tengo miedo. Mucho miedo. Cuando era pequeña, mi mayor miedo era que hubiera un monstruo en el armario. Y, ¿sabes cuál es mi miedo ahora?: PERDERTE. No sé que pasó por tu cabeza ese día de enero para volver de repente a mi vida, para saludarme. Y no sé que pasó por la mía. Pero desde entonces ha sido algo continúo y cada día más bonito. Porque me has escuchado cuando todo me iba mal y me has ayudado con buenas palabras. Porque siempre me has hecho sentir muy bien. Simplemente porque cuando me llamas enana o preciosa, parece que el mundo se detiene. Y, porque aunque tú no lo sepas, si no fuera porque lo primero que pienso al abrir los ojos es que voy a verte y que por la noche hablaré contigo, no me molestaría ni en levantarme de la cama. Porque si tú no estuvieras en mi vida yo me pasaría el día llorando.

Así que sólo te pido que ahora que te has decidido a entrar en mi vida, no salgas nunca de ella, por favor. No sé que pretendes pero lo que estás consiguiendo es que te quiera. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario