Te das cuenta de que las cosas cambian, de que el invierno ya no es tan frío, que no te apetece seguir llorando. Y de repente abres los ojos y te sientes bien, sientes que empiezas a echar de más lo que un día echaste de menos. No quieres quedarte en el pasado, quieres salir adelante, luchar por los que te importan y apoyar a los que te acompañan. Quieres reír y pasarlo bien, bailar y cantar hasta no poder más, aprender de tus errores y cambiar cada momento malo por una sonrisa. Empiezas a disfrutar y a dejar de sufrir por tonterías, a apreciar lo que de verdad importa.

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