sábado, 28 de enero de 2012

Un equipo.

Siempre he tenido claro que nunca iba a destacar en nada. No voy a ser pintora ni gimnasta, eso está claro. Tampoco soy la mejor estudiante del mundo. Y justo cuando pensaba que nunca iba a sobresalir en algo... me dí cuenta de que sí. Tengo algo que no tiene nadie más. No es ningún objeto ni ninguna mascota. Es algo mucho mejor. Es tener a la mejor amiga del mundo. 
La verdad es que no somos las típicas mejores amigas que se mandan comentarios recordándose lo mucho que se quieren, de las que se abrazan y se dan un beso cada vez que se ven. No. Nosotras nos tiramos los trastos a la cabeza y nos enfadamos cada día con mucha facilidad, sí, pero a los dos minutos de reloj estamos reconciliadas. No nos mandamos comentarios diciéndonos que nos queremos y nunca nos damos un beso al vernos, al revés, nos saludamos con un: "¡Hola imbécil!". Pero no por eso nos queremos menos, al revés.
Y es que puedo presumir de que mi mejor amiga, aunque no pueda sonreír ni ella misma, siempre me hace sonreír a mí. También me escucha con paciencia y es la mano que me ayuda a levantarme cada vez que me caigo. Además de mi mejor amiga, me protege como si fuera una hermana mayor.

Y a lo mejor no se lo digo mucho, y me pongo bruta y corro el riesgo de perderla. O quizás se lo digo demasiado y estoy empezando a ser pesada. Pero quería que esa mejor amiga supiera que no voy a soltarla nunca, y que tampoco la dejaré caer. Que nuestro siempre sí es de verdad. Que siempre estaré aquí para ayudarla, y que cuando ella se haya rendido, yo seguiré luchando. Y también quería que recordara que en ciertos temas, es mejor que me haga caso a mí.

Así que, por favor, hazme caso. Y si no, ya me darás la razón. Pero sobretodo, tú no me sueltes nunca, ¿vale?. Somos un puto equipo y te aseguro que este partido lo ganamos ;).

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