domingo, 1 de enero de 2012

Que corto fue el amor y que largo el olvido...!

El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una. Pero aunque se parezcan, los miedos son tan personales y tan diferentes como pueden serlo todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño. Miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades. Miedo a quedarnos atrás. Miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser. Hay miedos que nos va dejando la conciencia: el miedo a ser culpables de lo que les pasa a los demás. Y también el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido. Como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca...
Y hoy he escuchado a un tal Punset en la tele, un señor encantador, que decía que la felicidad es la ausencia del miedo. Y entonces me he dado cuenta de que últimamente yo ya no tengo miedo.

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