No me preguntes que por qué te quiero si ni yo sé la respuesta. A lo mejor es porque apareciste de repente, sacándome de un pozo sin salida y sin fondo. Quizás porque esperaba a un príncipe azul y apareciste tú, que eres mi príncipe amarillo. También puede ser por tu extraña manera de sacarme de quicio, por las veces que me has hecho reír o porque eres el único al que le he dicho: 'no te vayas nunca'. O porque eres esa etapa que desearía que no acabara nunca. Por los mil momentos buenos, y los dos momentos malos. Por hacerte querer tanto que pude demostrarte mis sentimientos, mis locuras y mi manera de ser. Porque aguantas mis 'vete, no te necesito', y cuando a los dos días te llamo y te digo que te echo de menos, no te haces de rogar. Porque he roto tus esquemas. O porque sé que nadie te quiere como lo hago yo. Incluso puede ser porque no solo me gusta tu forma de ser conmigo, también adoro tu cara y tu culo. Incluso podría quererte por tu manera de volver cuando casi te he olvidado.
Y esas, solo son trece razones de la interminable lista de por qué te quiero.

No hay comentarios:
Publicar un comentario