jueves, 22 de noviembre de 2012

Ven y susúrrame que hoy te has vestido pensando en desvestirte frente a mí.

Ya, ya, lo sé, estoy loca por cada uno de los huesos que forman tu esqueleto, enamorada hasta de la forma en la que respiras, perdida cada vez que me tropiezo con tu mirada, enganchada a tu manera de hacerme reír, desesperada por encontrar la llave que abre tu corazón, extrañamente sola en medio de un montón de gente cuando tú no estas, atrapada en un mundo que no tiene sentido sin tu sonrisa, no sé como ni porque pero se me ha antojado pasar el resto de mis días a tu lado.

Te ofrezco tantos paraísos que no sabrás en cuál perderte.

Después y a pesar de todo, me podría acostumbrar a no separarme de ti más de dos días seguidos. Porque podéis creer que habéis conocido al chico perfecto, pero chicas, os digo que os equivocáis, porque lo he visto ser él mismo y os aseguro que no tiene precio.

lunes, 22 de octubre de 2012

Tú ultimo pensamiento y también el primero.

Quiero ser silencio y tu grito a destiempo. Esos días tan malos que tienen todos lo meses. Eses calor de verano de Sevilla en Noviembre, ese sudor de tus manos cuando te secas la frente un ángel siempre a tú lado. Tu futuro y presente.

jueves, 18 de octubre de 2012

Otra vez septiembre.

Coges aire. Te mira. Sus ojos te dejan sin aliento y terminan de enloquecer a la pequeña parte de ti que todavía era sensata. La teoría que tenías tan bien estudiada se te va al suelo, porque al fin y al cabo, las ciencias exactas importan muy poco en vuestro caso. Una ligera sonrisa se curva en sus labios. Sus ojos marrones brillan y, como por arte de magia, notas como tu boca también hace una mueca. Te muerdes el labio inferior y suspiras. Es hora de pasar a la práctica. Él ya no te mira, pero sin saberlo te acaba de dar razones para seguir creyendo: es mirar en el fondo de sus ojos, y ahí está
¿Qué te pasa? Prometiste no volverlo a hacer. Pero lo cierto es que es alejarte dos metros de la clase y ya le echas de menos. Llevas varias noches notando que la cama es un mal lugar para estar cuando él no está allí. Tratas de impresionarle, es cierto. A veces te sientes enamorada, tan llena de ilusiones, y le ves tan cerca, que realmente piensas: es esto. Lo que buscabas, lo que te ha hecho volver a caer. Él no es nadie, tú tampoco, pero cuando vuestras miradas se cruzaron por primera vez, todo cobró un poco de sentido. A veces te deshaces, pero cuando tú caes, él cae contigo. Pídeselo. Dile: 'Cuídame'. Le echas de menos aún cuando estás. Venga, llámale, quiérele. No permitas que se vaya. A veces se comporta como un extraño y mandas su amor al cubo de la basura, ya, y vuelves a buscarlo, porque él te ha salvado. Estás empezando a tener ganas de, cada mañana, darle lo mejor de ti. Tienes un dilema y él soluciona todas tus dudas. Ha sido divertido conocerle, es divertido ir conociéndole día a día. No tenías casi nada que ofrecerle, y ahora se podría decir que has cambiado hasta de nombre. Nuevas ideas, ilusiones, sueños planes, ¿suena bien, verdad?, solo pides que te quiera. Que todo cambie, sí, pero que él siga estando ahí. 
No te sientas mal. Empezaste riéndole las gracias y acabarás enamorada hasta las cejas, y lo sabías. Pero no necesitas excusas. Cada día es una excusa para empezar de cero, para quererle un poco más. 


lunes, 8 de octubre de 2012